domingo, 21 de octubre de 2012

El amor también duele

Sin saber cómo me enamore de ti y aunque no debería haber sucedido... así fue y sin esperar que tu sintieras lo mismo, empezaste a quererme y me amaste o al menos me lo hiciste creer. Tal vez fue porque tu corazón estaba solo o porque te viste cegada con mi desmesura y mis atenciones, pero nos amamos y volví a rejuvenecer. Los dos sabíamos que nuestro amor era imposible y que no iba hacia ningún sitio, pero me sentí como un chaval de quince años que se enamora por primera vez y no te quería perder. Quise aprovechar todo el tiempo posible para amarte y quizás te agobiaba y te alejabas de mí para poder respirar mientras yo sollozaba creyendo perderte. Sabías que no eras libre, pero tú volvías y te ibas una y otra vez y quise pensar que realmente volvías porque no podías estar sin mí. Finalmente te perdí y me vi en medio del océano sin viento en mis velas y sin timón, sin saber qué hacer. El paso del tiempo me ayudó a superarlo aunque no había día que no estuvieras en mi mente, hasta que un día supe de ti y me di cuenta de que tenías otro amor, y pensé que tal vez nunca me amaste sino que me necesitaste. No me lo podía creer, casi no me había dado tiempo a levantar cabeza y tu ya tenías otro amor… y entonces te pregunté por él y me lo negaste y el odio y el rencor se apoderó de mi durante unos instantes, pensando que jugabas con los sentimientos de los demás como una niña caprichosa que no piensa en las consecuencias. No te pedí nada ni te acosé para que me amaras…. aunque fuera en la distancia, y sin embargo me mentiste, me ocultaste tu amor hacia él. Y volví a llorar otra vez… y no porque quisieras a otra persona sino porque me mentiste, porque dejaste de ser sincera conmigo, porque traicionaste la confianza que tenía en ti. Todo el mundo tiene derecho a rehacer su vida, a pasar página y a intentar ser feliz pero ¿por qué me lo ocultaste? No sé si no querías hacerme daño o si es que tu corazón todavía siente algo por mí, o simplemente te diste cuenta de que eres dañina. Ya sé que no eres libre y solo quiero que seas feliz, pero me molesta que vayas dejando a tu paso un camino sembrado de corazones rotos, porque al final todo pasa factura y te verás sola. Si algún día ocurriera, llámame… que iré corriendo a tu lado porque prefiero sentir dolor que no sentir nada.