Un día, un niño entró a su casa dando patadas en el suelo y gritando muy molesto.
- Papá, ¡Te juro que
tengo mucha rabia! Pedrito no debió hacer lo que hizo conmigo.
Por eso, le deseo todo el mal del mundo, ¡Tengo ganas de matarlo!
Su padre, un hombre simple, pero lleno de sabiduría, escuchaba con calma al hijo quien continuaba diciendo:
- Imagínate que el estúpido de Pedrito me humilló frente a mis amigos. ¡No acepto eso! Me gustaría que él se enfermara para que no pudiera ir más a la escuela.
El padre siguió escuchando y se dirigió hacia una esquina del garaje de la casa, de donde tomó un saco lleno de carbón el cual llevó hasta el final del jardín y le propuso:
- ¿Ves aquella camisa blanca que está en el tendedero? Hazte la idea de que es Pedrito y cada pedazo de carbón que hay en esta bolsa es un mal pensamiento que va dirigido a él. Tírale todo el carbón que hay en el saco, hasta el último pedazo. Después yo regreso para ver como quedó.
El niño lo tomó como un juego y comenzó a lanzar los carbones pero como la tendedera estaba lejos, pocos de ellos acertaron la camisa.
Cuando, el padre regresó y le preguntó:
- Hijo ¿Qué tal te sientes?
- Cansado pero alegre. Acerté algunos pedazos de carbón a la camisa.
El padre tomó al niño de la mano y le dijo:
- Ven conmigo quiero mostrarte algo.
Lo colocó frente a un espejo que le permite ver todo su cuerpo. ¡Qué susto!
Estaba todo negro y sólo se le veían los dientes y los ojos. En ese momento el padre dijo:
- Hijo, como pudiste observar la camisa quedó un poco sucia pero no es comparable a lo sucio que quedaste tú. El mal que deseamos a otros se nos devuelve y multiplica en nosotros. Por más que queramos o podamos perturbar la vida de alguien con nuestros pensamientos, los residuos y la suciedad siempre queda en nosotros mismos.
Ten mucho cuidado con tus pensamientos porque ellos se transforman en palabras.
Ten mucho cuidado con tus palabras porque ellas se transforman en acciones.
Ten mucho cuidado con tus acciones porque ellas se transforman en hábitos.
Ten mucho cuidado con tus hábitos porque ellos moldean tu carácter.
Y ten mucho cuidado con tu carácter porque de él dependerá tu destino.
lunes, 23 de septiembre de 2013
viernes, 20 de septiembre de 2013
Loco
Estoy loco. Muy loco. Pero no loco como esos que se ponen un cucurucho en la cabeza y dicen que son Napoleón o Jesucristo. No, loco de verdad. Aunque me avergüenza reconocer que alguna vez he dicho que era Cleopatra para que me tomen en serio. A los locos no nos toman en serio. Nada en serio. Estoy yendo a terapia, aunque mi mujer no quiere. Dice que no nos lo podemos permitir, que es muy caro. Pero yo sé cuál es su verdadera razón. Está liada con mi terapeuta, y se siente mal si voy a verle. Mi terapeuta es majete. Muy majete. Es caro , pero yo insisto en ir a él y le pago el doble por cada sesión. Cuando me encierren, él se tendrá que hacer cargo de mi mujer y mis hijos, y le vendrá bien el dinero. Es tan buena persona que intuye mis motivos y no se niega a cobrarme el doble. Realmente no me lo puedo permitir. Somos pobres. Muy pobres. Pero pedí un préstamo. Había oído que hay que estar loco para pedir un préstamo, así que me fue fácil.
Mi terapeuta es bueno. Muy bueno. Su método es la autosugestión. Dice que con la sugestión de nuestro subconsciente podemos conseguirlo todo. Yo ya lo estoy dominando. Me autosugestioné para que Scarlett Johansson quisiera acostarse conmigo. Funcionó. Los primeros días dudé de que hubiera tenido éxito y se lo dije a mi terapeuta. Él me explicó que Scarlett se moría de deseo por mi pero que no conocía mi dirección. Se ofreció a contactar con ella y dársela, a cambio del precio de dos sesiones. Accedí. Ella debe estar a punto de llegar en cualquier momento. Pero ya sabemos que el tráfico está mal. Muy mal.
Me cae muy bien mi terapeuta. Me alegro de que se acueste con mi mujer. Mi mujer no es la mujer más hermosa del mundo, ni está entre las cien más atractivas. Realmente es fea. Muy fea. Y asquerosa. Muy asquerosa. Al principio no comprendí a mi terapeuta. Ahora sí. Estoy seguro de que utiliza la autosugestión para convencerse de que es una top model.
A veces tengo momentos de lucidez y me dan ganas de vengarme de ellos. Pienso en autosugestionarme y convertirme en homosexual y acostarme con él. Afortunadamente pocas veces estoy lúcido. De mi locura no avanzo mucho. Mi terapeuta dice que es porque realmente no quiero curarme y que necesita que aumentemos las sesiones. No sé si tiene razón. Por si acaso he pedido otro préstamo.
Ahora tengo que dejar de escribir. Llaman a la puerta. He estado autosugestionándome toda la tarde y debe ser Scarlett. Es atractiva. Muy atractiva.
Jorge Moreno
Jorge Moreno
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