viernes, 9 de abril de 2010

¿Y si el Pussycar hubiera sido el coche del futuro?

En 1970, el publicista francés Jean Pierre Ponthieu, que ya había plasmado su talento en campañas de la industria automotriz de la época, puso las bases de lo que debe ser un auténtico vehículo de promoción. El “Pussycar Automodule” fue una extraña creación de cuatro ruedas que surcó las calles parisienses hace 40 años y que recogió el testigo del éxito del “Chitty Chitty Bang Bang”, estrenada un año antes, para hacerse con el consumidor.
Su exclusivo diseño y características únicas hizo que Jean Pierre Ponthieu definiera su Automodule esférico como “El coche del Año 2000″. Pero llegó el 2000 y el coche del año fue un Fiat Punto, muchísimo más feo que el Pussycar y, encima, no podía hacer caballitos como el auto francés.
Realmente, la característica más notable del Pussycar, además de ver y ser visto, era la capacidad de hacer caballitos en las salidas. Lo lograba gracias a única rueda motriz, la trasera, que era accionada por un motor monocilíndrico de 250 cc.
Las otras tres ruedas también estaban dotadas de dirección, por lo que el Pussycar podía desplazarse hacía los lados e incluso girar en el sitio 360 grados, una magnífica solución al incipiente problema de aparcamiento que se cernía sobre las ciudades.
La suspensión parece que también tenía la capacidad de extenderse y retraerse hidráulicamente, con el propósito de elevar el Pussycar sobre los atascos, en una técnica que posteriormente copió otro coetáneo suyo, el inspector Gadget.
Aunque el Pussycar no duró más que una burbuja de Perrier y se perdió en el tiempo (como la información detallada de sus características) sí es cierto que recogió en su concepción promocional ciertos aspectos que hoy en día inundan los portafolios de los diseñadores de coches: vehículos con forma de bola, una única rueda motriz, desplazamiento lateral, una buena moza de copiloto…

La visión futurista de Jean Pierre Ponthieu con sus vehículos Pussycar, de los que fabricó más de 200 unidades promocionales de distintas fisionomías, le convirtió en el asesor creativo de todos las importantes agencias de publicidad de la época, siendo reconocido como un especialista en los conceptos más inusuales.
Además de sus automodules esféricos, también diseñó robots gigantes, motos estratosféricas, coches de carreras, diligencias …hasta un King-Kong-chirristra que lanzaba mujeres medio desnudas y un Pódium Godzilla que hizo las delicias de los asistentes al carnaval de Niza.
Todo bajo una misma máxima, que Jean Pierre Ponthieu recordaba constantemente a las bellas mujeres que llevaba en su Pussycar: “En este mundo donde todo es banal y feo, hay que tender a crear lo hermoso e inusual, para que nos ayude, por lo menos, a sonreír”.

Fuente Cookingideas