viernes, 30 de abril de 2010

viernes, 23 de abril de 2010

jueves, 22 de abril de 2010

Tristeza


















Visto en izismile.com

jueves, 15 de abril de 2010

domingo, 11 de abril de 2010

sábado, 10 de abril de 2010

viernes, 9 de abril de 2010

Lumbreras


Visto en Gussianos

Nueva York atacada...

¿Y si el Pussycar hubiera sido el coche del futuro?

En 1970, el publicista francés Jean Pierre Ponthieu, que ya había plasmado su talento en campañas de la industria automotriz de la época, puso las bases de lo que debe ser un auténtico vehículo de promoción. El “Pussycar Automodule” fue una extraña creación de cuatro ruedas que surcó las calles parisienses hace 40 años y que recogió el testigo del éxito del “Chitty Chitty Bang Bang”, estrenada un año antes, para hacerse con el consumidor.
Su exclusivo diseño y características únicas hizo que Jean Pierre Ponthieu definiera su Automodule esférico como “El coche del Año 2000″. Pero llegó el 2000 y el coche del año fue un Fiat Punto, muchísimo más feo que el Pussycar y, encima, no podía hacer caballitos como el auto francés.
Realmente, la característica más notable del Pussycar, además de ver y ser visto, era la capacidad de hacer caballitos en las salidas. Lo lograba gracias a única rueda motriz, la trasera, que era accionada por un motor monocilíndrico de 250 cc.
Las otras tres ruedas también estaban dotadas de dirección, por lo que el Pussycar podía desplazarse hacía los lados e incluso girar en el sitio 360 grados, una magnífica solución al incipiente problema de aparcamiento que se cernía sobre las ciudades.
La suspensión parece que también tenía la capacidad de extenderse y retraerse hidráulicamente, con el propósito de elevar el Pussycar sobre los atascos, en una técnica que posteriormente copió otro coetáneo suyo, el inspector Gadget.
Aunque el Pussycar no duró más que una burbuja de Perrier y se perdió en el tiempo (como la información detallada de sus características) sí es cierto que recogió en su concepción promocional ciertos aspectos que hoy en día inundan los portafolios de los diseñadores de coches: vehículos con forma de bola, una única rueda motriz, desplazamiento lateral, una buena moza de copiloto…

La visión futurista de Jean Pierre Ponthieu con sus vehículos Pussycar, de los que fabricó más de 200 unidades promocionales de distintas fisionomías, le convirtió en el asesor creativo de todos las importantes agencias de publicidad de la época, siendo reconocido como un especialista en los conceptos más inusuales.
Además de sus automodules esféricos, también diseñó robots gigantes, motos estratosféricas, coches de carreras, diligencias …hasta un King-Kong-chirristra que lanzaba mujeres medio desnudas y un Pódium Godzilla que hizo las delicias de los asistentes al carnaval de Niza.
Todo bajo una misma máxima, que Jean Pierre Ponthieu recordaba constantemente a las bellas mujeres que llevaba en su Pussycar: “En este mundo donde todo es banal y feo, hay que tender a crear lo hermoso e inusual, para que nos ayude, por lo menos, a sonreír”.

Fuente Cookingideas

miércoles, 7 de abril de 2010

La naturaleza de los números

La historia del explorador del desierto Laszlo Almasy

Durante la Segunda Guerra Mundial, el explorador del desierto Laszlo Almasy infiltró agentes alemanes a través del Sahara, un viaje épico tras las líneas enemigas. Ahora, la verdadera historia del hombre que aparece en "El Paciente Inglés" es pública . Hijo de un noble húngaro , se crió en su ciudad natal, en un castillo en Burgenland, Austria. Él anhelaba lo inalcanzable. A los 14 años, el muchacho se construyó un planeador para alcanzar el cielo, pero cayó con él. En la década de 1930, Laszlo Almasy se propuso encontrar el perdido oasis de Zarzura. El mítico lugar se mencionaba en los libros de tesoros árabes y en una colección de cuentos titulada "Las Mil y Una Noches", donde se le conocía como la" Ciudad de Bronce ".
Fué pionero explorando dos millones de kilómetros cuadrados del Sahara. Exploró el terreno, dibujó mapas y entró en las dunas, mar de arenas que "ningún ojo humano había visto jamás ". Explorando el valle de Wadi Sura, descubrió por accidente pinturas rupestres de la Edad de Piedra, un descubrimiento sensacional, pero nunca encontró Zarzura. No hay duda de que Almasy era un hombre que persiguió su sueño. ¿Pero quién era este aventurero instructor de vuelos, y agente nazi, al que los beduinos veneraban y llamaban Abu Ramla, o "Padre de las Arenas"? Los diarios de Almasy desaparecieron, los informes que escribió para la red de espionaje alemana, fueron capturados por los británicos, y están ahora bajo llave en el Museo Imperial de Guerra en Londres. La imagen que Hollywood presenta de Laszlo, es una imagen distorsionada. El héroe Almasy que se muestra en el melodrama "El Paciente Inglés"muere de una sobredosis de morfina, tenía su corazón roto por una mujer y estaba decidido a morir. Sin embargo, el explorador murió de disentería amebiana en 1951 y tenía poco interés en las mujeres. Las cartas de amor que se encontraron entre sus documentos iban dirigidas a un joven soldado llamado Hans, miembro del ejercito alemán en Africa. El Heinrich Barth Instituto de Estudios Africanos de Colonia, también tiene correspondencia íntima escrita por él mismo, pero se niega a publicar las cartas. Un portavoz de la institución reveló, sin embargo: "príncipes egipcios estaban entre sus amantes".
Nuevos detalles han surgido acerca de su acto más audaz. En 1942, Almasy infiltró a dos agentes alemanes entre los británicos que ocupaban Egipto, fué la conocida aventura "Operación Salam". Para completar el viaje, viajó 4200 kilometros a través del Sahara oriental. Un informe de sus experiencias en África, escrito en húngaro, ha sido publicada por primera vez en alemán. Un viaje épico según el informe. Almasy trabajó para el "Comando de Brandenburgo" una importante unidad de la agencia de inteligencia alemana, militares que realizaban actos de sabotaje tras las líneas enemigas. Pronto recibió una delicada misión: infiltrar espías por tierras del Nilo. El viaje se inició en Mayo 1942 cuando un grupo salió del oasis de Jalo, en dos camiones y dos Chevrolet robados a los estadounidenses. Primero querían pasar directamente hacia el Este, a través de un terreno impractcable y de hecho, se encontraron con una zona muerta de arenas movedizas y las llanuras de sal. Los vehículos se hundían constantemente en la arena, y cuando dos de los conductores contratados enfermaron de diarrea, el grupo decidió regresar. El segundo intento fué a los pocos días, el convoy de agentes infitrados se internó en el territorio libio, dirigiéndose hacia el Nilo, cerca de Kufra en el sureste de Libia. "El terreno es terrible" anotó Almasy. En un momento dado, el grupo divisó a los ingleses. "Estoy viendo al enemigo por mis prismáticos"Él escribió. "Ellos están orando". Después de eso y con valentía vaciaron los tanques de combustible del enemigo.Tras una difícil travesía, el grupo llegó finalmente a la vía férrea cerca de la ciudad egipcia de Asiut. Hans Peter Eppler y Stansted, se dirigían a El Cairo, donde pasaron a la clandestinidad.
Escondieron sus transmisores de radio en el bar de un barco del Nilo Occidental.¿Cómo podría este épico viaje haber tenido éxito? Se sabe que había un depósito que Almásy había creado donde se guardaban el combustible, alimentos y agua para el viaje de regreso. Él describió el sitio como una "cueva en la profundidad de un acantilado, un Real nido de ladrones."
En los últimos años han habido muchos intentos de encontrar este lugar escondido. Parece que una expedición austriaca finalmente lo descubrió en el sur de Egipto.En una audaz operación militar, los austríacos encontraron pilas polvorientas de coches y cámaras de aire en la caverna, así como bidones de gasolina, botellas de licor y "dos latas de corned beef de Brasil y una lata de leche condensada", dice el arqueólogo Kathrin Kleibl.

Tan mundano como pueda parecer, representa una de las operaciones militares más audaces en la retaguardia británica. Almasy era un brillante explorador del desierto.La misión en sí nunca no causó mucho daño. Los agentes alemanes pasaron información de El Cairo durante varias semanas hasta que su transmisor se rompió. Era nada menos que el futuro presidente de Egipto, Anwar al-Sadat quién era miembro del movimiento de resistencia contra la ocupación británica, quien se apresuró a reparar la unidad. Pero pronto se dio cuenta de algo extraño sucedía. Sadat, en sus memorias, escribió que los espías habían desmantelado deliberadamente su radio para poder disfrutar, imperturbables de "dos prostitutas judías".

Fuente:
Der Spiegel, 2 de abril de 2010.

Susan Boyle en amarillo

martes, 6 de abril de 2010

lunes, 5 de abril de 2010

sábado, 3 de abril de 2010

viernes, 2 de abril de 2010

jueves, 1 de abril de 2010