sábado, 7 de agosto de 2010
martes, 27 de julio de 2010
lunes, 12 de julio de 2010
viernes, 9 de julio de 2010
miércoles, 7 de julio de 2010
HISTORIA DEL AEROSOL
En 1825, Charlie Plinth inventó su surtidor portátil estilo Regencia, que utilizaba la presión para servir agua con soda y estaba controlado con una llave de cierre. Ésta fue sustituida por otro mecanismo denominado sifón champenois que era, en realidad, un sacacorchos hueco que permitía servir bebidas gaseosas y otras bebidas a presión sin quitar el corcho.
En 1837, Perpigna inventó el jarro con sifón que consistía en una válvula en la parte superior activada por un muelle. Ese mismo año Savaresse introdujo el sifón de agua gaseosa, basado en un principio similar. El moderno sifón de agua de soda es el descendiente directo de estos inventos.
DURANTE EL SIGLO XIX
Durante el siglo XIX y principios del XX, los médicos y boticarios utilizaban ampollas de metal o vidrio que contenían cloruro de etilo, para producir un spray que empleaban como anestésico local. Las ampollas se calentaban en la mano para incrementar la presión. Luego se les daba la vuelta y se rompía el extremo para dejar salir un chorro de líquido, que se evaporaba rápidamente en la piel, produciendo una sensación de frío intenso. En Perú, en la época del carnaval de primavera, se utilizaba un mecanismo de spray perfumado conocido como “chisquete”. Consistía en un tubo de vidrio sellado con un tapón de goma que se mantenía en su sitio mediante un muelle. Contenía cloruro de etilo y perfume.
UN AUTENTICO SALTO ADELANTE
El adelanto más significativo llegó en los años 20 y 30, cuando el noruego Erik Andreas Rotheim registró diversidad de patentes de mecanismos que son lo más parecido a los aerosoles con los que estamos familiarizados hoy en día. La primera producción comercial de aerosoles tuvo lugar en Noruega, en la factoría que el fabricante de pintura Alf Bjerke tenía en Oslo, y luego en Mortensen Systems AS. Ambas aventuras quedaron en nada antes de la Segunda Guerra Mundial.
EL DESPEGUE DE LOS AEROSOLES
Hasta la Segunda Guerra Mundial los aerosoles no vivieron con éxito la producción en masa. En 1942, en el área del Pacífico, murieron más hombres por enfermedades causadas por insectos, que por la propia guerra. Este hecho inspiró a L.D. Goodhue y W.N. Sullivan, que trabajaban para el departamento de Agricultura de los Estados Unidos.
Goodhue era un investigador químico que en 1935 tuvo la idea de pulverizar insecticidas utilizando hidrocarburos halógenos líquidos, aunque esto no se había ensayado nunca antes. En la semana santa de 1941, Goodhue y Sullivan fueron impulsados a encontrar una solución para el problema del área del Pacífico, de manera que decidieron probar la idea de Goodhue. El test fue un éxito y en 1942 se desarrollaron cilindros portátiles, que se conocieron como “bomba insecto”, para ser utilizadas por los soldados.
Después de la guerra, estos insecticidas se hicieron populares entre el público, al venderse en tiendas de excedentes del ejército. Los fabricantes estadounidenses vieron el gran potencial que existía. Modificaron los envases de cerveza y sustituyeron la válvula de cobre de la bomba insecticida por una de plástico. En 1957 se inició la producción en España.
1920-1950
En 1929, Erik Rotheim, un ingeniero noruego, registró la patente de lo que se convertiría en un hito, con un éxito sin precedentes: el aerosol. El desarrollo exitoso de la fabricación masiva de aerosoles tuvo lugar en Estados Unidos a finales de los años 40. Se trataba de un insecticida denominado “bomba insecto,” desarrollado por Goodhue & Sullivan (USA). Los soldados lo utilizaron para combatir las enfermedades causadas por insectos en el área del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Se fabricaron 50 millones de unidades, y algunas de ellas encontraron su camino hacia el mercado estadounidense, pronto después de la guerra, como excedente del ejército.
1950-1960
Como resultado de la gran aceptación por parte del público, las compañías comerciales empezaron a buscar formas de explotar esta novedosa forma de envasado.
Insecticidas, ambientadores, lacas para el cabello fueron los primeros productos en llegar al mercado europeo, a principios de los 50s. Esta década vio el inicio de una larga historia de amor entre consumidores y aerosoles. Aproximadamente, fueron fabricados 70 millones de aerosoles durante este periodo en Europa.
1960-1970
Esta década fue la del “boom” de la industria del aerosol. Se introdujo en el mercado una mayor gama de productos, y los consumidores confirmaron su preferencia por el aerosol.
Aparecieron productos poco usuales, a menudo de corta duración, como los concentrados de café, chocolate y whisky, por nombrar unos cuantos. La producción de aerosoles en Europa se incrementó, de los 70 millones a los 1200 millones de unidades. ¡Un éxito inimaginable! Fabricados originariamente a partir de una lata de aluminio estirado, los aerosoles empezaron pronto a fabricarse, también, como envases de tres piezas de hojalata.
1970-1980
A finales de los años 70, una corriente de conciencia medioambiental captó la atención del mundo, tras la publicación del informe Molina/Rowland sobre la capa de ozono. Los aerosoles se convirtieron en el objetivo prioritario de legisladores, prensa mundial y organizaciones de consumidores, por el papel que se pensaba que los CFCs jugaban en la disminución de la capa superior de ozono, a pesar de su contribución, relativamente menor, al fenómeno.
La producción fue sorprendente de nuevo, alcanzando un total de 2200 millones de unidades, un incremento en Europa del 80% respecto a la década anterior. Envase de aerosol para uso naves espaciales 1972 Antorcha de los Juegos Olímpicos de Munich en 1972.
1980-1990
La industria se alejó de los CFCs para aproximarse a propelentes alternativos. Se introdujo en Europa el etiquetado “sin CFC”. Desde 1989, los aerosoles europeos para el consumo (excepto algunos productos médicos, como los inhaladores contra el asma) no contienen CFCs. La producción europea de aerosoles se estabilizó sin crecimientos durante un breve periodo de tiempo, hasta que los consumidores regresaron a su sistema dispensador preferido, porque es práctico, fácil de usar, higiénico y eficaz. La producción europea durante esta década se incrementó en un 35%, hasta alcanzar los 3000 millones de unidades.
1990-2000
La protección del medio ambiente ha sido un tema clave durante esta década, y es probable que lo siga siendo durante el próximo milenio. El reciclado y la minimización de los residuos de nuestros productos están en un lugar destacado en la agenda de la industria. Los aerosoles ya están utilizando una proporción significativa de metal reciclado. Veremos crecer esta proporción durante los próximos años. La producción de aerosoles ha continuado creciendo de forma uniforme y en Europa ha alcanzado los 4400 millones de unidades, un 48% de incremento respecto a la década anterior.
El aerosol está considerado uno de los grandes inventos del siglo XX. Así lo publicó en España un prestigioso medio de información después de haber consultado a científicos, sociólogos y publicitarios.
EL FUTURO
Durante su larga historia, el aerosol ha disfrutado de un éxito significativo entre los consumidores de todo el mundo. En 1998 se fabricaron más de 10000 millones de aerosoles en el mundo, y a Europa le corresponde el 44% de la producción total. Europa ha liderado la producción desde 1982. Hay miles de marcas en forma de aerosol que ofrecen una gama ilimitada de productos en las áreas del cuidado personal, el hogar, la alimentación, y las áreas farmacéutica e industrial.
¿Hacia dónde nos llevará el futuro del aerosol? ¿Hacia diseños más creativos? ¿Nuevas formulaciones / aplicaciones? ¿Propelentes alternativos? ¿Tecnología radicalmente nueva? ¿Materiales alternativos que puedan ser moldeados/texturizados?
Fuente original
En 1837, Perpigna inventó el jarro con sifón que consistía en una válvula en la parte superior activada por un muelle. Ese mismo año Savaresse introdujo el sifón de agua gaseosa, basado en un principio similar. El moderno sifón de agua de soda es el descendiente directo de estos inventos.
DURANTE EL SIGLO XIX
Durante el siglo XIX y principios del XX, los médicos y boticarios utilizaban ampollas de metal o vidrio que contenían cloruro de etilo, para producir un spray que empleaban como anestésico local. Las ampollas se calentaban en la mano para incrementar la presión. Luego se les daba la vuelta y se rompía el extremo para dejar salir un chorro de líquido, que se evaporaba rápidamente en la piel, produciendo una sensación de frío intenso. En Perú, en la época del carnaval de primavera, se utilizaba un mecanismo de spray perfumado conocido como “chisquete”. Consistía en un tubo de vidrio sellado con un tapón de goma que se mantenía en su sitio mediante un muelle. Contenía cloruro de etilo y perfume.
UN AUTENTICO SALTO ADELANTE
El adelanto más significativo llegó en los años 20 y 30, cuando el noruego Erik Andreas Rotheim registró diversidad de patentes de mecanismos que son lo más parecido a los aerosoles con los que estamos familiarizados hoy en día. La primera producción comercial de aerosoles tuvo lugar en Noruega, en la factoría que el fabricante de pintura Alf Bjerke tenía en Oslo, y luego en Mortensen Systems AS. Ambas aventuras quedaron en nada antes de la Segunda Guerra Mundial.
EL DESPEGUE DE LOS AEROSOLES
Hasta la Segunda Guerra Mundial los aerosoles no vivieron con éxito la producción en masa. En 1942, en el área del Pacífico, murieron más hombres por enfermedades causadas por insectos, que por la propia guerra. Este hecho inspiró a L.D. Goodhue y W.N. Sullivan, que trabajaban para el departamento de Agricultura de los Estados Unidos.
Goodhue era un investigador químico que en 1935 tuvo la idea de pulverizar insecticidas utilizando hidrocarburos halógenos líquidos, aunque esto no se había ensayado nunca antes. En la semana santa de 1941, Goodhue y Sullivan fueron impulsados a encontrar una solución para el problema del área del Pacífico, de manera que decidieron probar la idea de Goodhue. El test fue un éxito y en 1942 se desarrollaron cilindros portátiles, que se conocieron como “bomba insecto”, para ser utilizadas por los soldados.
Después de la guerra, estos insecticidas se hicieron populares entre el público, al venderse en tiendas de excedentes del ejército. Los fabricantes estadounidenses vieron el gran potencial que existía. Modificaron los envases de cerveza y sustituyeron la válvula de cobre de la bomba insecticida por una de plástico. En 1957 se inició la producción en España.
1920-1950
En 1929, Erik Rotheim, un ingeniero noruego, registró la patente de lo que se convertiría en un hito, con un éxito sin precedentes: el aerosol. El desarrollo exitoso de la fabricación masiva de aerosoles tuvo lugar en Estados Unidos a finales de los años 40. Se trataba de un insecticida denominado “bomba insecto,” desarrollado por Goodhue & Sullivan (USA). Los soldados lo utilizaron para combatir las enfermedades causadas por insectos en el área del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Se fabricaron 50 millones de unidades, y algunas de ellas encontraron su camino hacia el mercado estadounidense, pronto después de la guerra, como excedente del ejército.
1950-1960
Como resultado de la gran aceptación por parte del público, las compañías comerciales empezaron a buscar formas de explotar esta novedosa forma de envasado.
Insecticidas, ambientadores, lacas para el cabello fueron los primeros productos en llegar al mercado europeo, a principios de los 50s. Esta década vio el inicio de una larga historia de amor entre consumidores y aerosoles. Aproximadamente, fueron fabricados 70 millones de aerosoles durante este periodo en Europa.
1960-1970
Esta década fue la del “boom” de la industria del aerosol. Se introdujo en el mercado una mayor gama de productos, y los consumidores confirmaron su preferencia por el aerosol.
Aparecieron productos poco usuales, a menudo de corta duración, como los concentrados de café, chocolate y whisky, por nombrar unos cuantos. La producción de aerosoles en Europa se incrementó, de los 70 millones a los 1200 millones de unidades. ¡Un éxito inimaginable! Fabricados originariamente a partir de una lata de aluminio estirado, los aerosoles empezaron pronto a fabricarse, también, como envases de tres piezas de hojalata.
1970-1980
A finales de los años 70, una corriente de conciencia medioambiental captó la atención del mundo, tras la publicación del informe Molina/Rowland sobre la capa de ozono. Los aerosoles se convirtieron en el objetivo prioritario de legisladores, prensa mundial y organizaciones de consumidores, por el papel que se pensaba que los CFCs jugaban en la disminución de la capa superior de ozono, a pesar de su contribución, relativamente menor, al fenómeno.
La producción fue sorprendente de nuevo, alcanzando un total de 2200 millones de unidades, un incremento en Europa del 80% respecto a la década anterior. Envase de aerosol para uso naves espaciales 1972 Antorcha de los Juegos Olímpicos de Munich en 1972.
1980-1990
La industria se alejó de los CFCs para aproximarse a propelentes alternativos. Se introdujo en Europa el etiquetado “sin CFC”. Desde 1989, los aerosoles europeos para el consumo (excepto algunos productos médicos, como los inhaladores contra el asma) no contienen CFCs. La producción europea de aerosoles se estabilizó sin crecimientos durante un breve periodo de tiempo, hasta que los consumidores regresaron a su sistema dispensador preferido, porque es práctico, fácil de usar, higiénico y eficaz. La producción europea durante esta década se incrementó en un 35%, hasta alcanzar los 3000 millones de unidades.
1990-2000
La protección del medio ambiente ha sido un tema clave durante esta década, y es probable que lo siga siendo durante el próximo milenio. El reciclado y la minimización de los residuos de nuestros productos están en un lugar destacado en la agenda de la industria. Los aerosoles ya están utilizando una proporción significativa de metal reciclado. Veremos crecer esta proporción durante los próximos años. La producción de aerosoles ha continuado creciendo de forma uniforme y en Europa ha alcanzado los 4400 millones de unidades, un 48% de incremento respecto a la década anterior.
El aerosol está considerado uno de los grandes inventos del siglo XX. Así lo publicó en España un prestigioso medio de información después de haber consultado a científicos, sociólogos y publicitarios.
EL FUTURO
Durante su larga historia, el aerosol ha disfrutado de un éxito significativo entre los consumidores de todo el mundo. En 1998 se fabricaron más de 10000 millones de aerosoles en el mundo, y a Europa le corresponde el 44% de la producción total. Europa ha liderado la producción desde 1982. Hay miles de marcas en forma de aerosol que ofrecen una gama ilimitada de productos en las áreas del cuidado personal, el hogar, la alimentación, y las áreas farmacéutica e industrial.
¿Hacia dónde nos llevará el futuro del aerosol? ¿Hacia diseños más creativos? ¿Nuevas formulaciones / aplicaciones? ¿Propelentes alternativos? ¿Tecnología radicalmente nueva? ¿Materiales alternativos que puedan ser moldeados/texturizados?
Fuente original
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¿Y si el Pussycar hubiera sido el coche del futuro?
En 1970, el publicista francés Jean Pierre Ponthieu, que ya había plasmado su talento en campañas de la industria automotriz de la época, puso las bases de lo que debe ser un auténtico vehículo de promoción. El “Pussycar Automodule” fue una extraña creación de cuatro ruedas que surcó las calles parisienses hace 40 años y que recogió el testigo del éxito del “Chitty Chitty Bang Bang”, estrenada un año antes, para hacerse con el consumidor.
Su exclusivo diseño y características únicas hizo que Jean Pierre Ponthieu definiera su Automodule esférico como “El coche del Año 2000″. Pero llegó el 2000 y el coche del año fue un Fiat Punto, muchísimo más feo que el Pussycar y, encima, no podía hacer caballitos como el auto francés.
Realmente, la característica más notable del Pussycar, además de ver y ser visto, era la capacidad de hacer caballitos en las salidas. Lo lograba gracias a única rueda motriz, la trasera, que era accionada por un motor monocilíndrico de 250 cc.
Las otras tres ruedas también estaban dotadas de dirección, por lo que el Pussycar podía desplazarse hacía los lados e incluso girar en el sitio 360 grados, una magnífica solución al incipiente problema de aparcamiento que se cernía sobre las ciudades.
La suspensión parece que también tenía la capacidad de extenderse y retraerse hidráulicamente, con el propósito de elevar el Pussycar sobre los atascos, en una técnica que posteriormente copió otro coetáneo suyo, el inspector Gadget.
Aunque el Pussycar no duró más que una burbuja de Perrier y se perdió en el tiempo (como la información detallada de sus características) sí es cierto que recogió en su concepción promocional ciertos aspectos que hoy en día inundan los portafolios de los diseñadores de coches: vehículos con forma de bola, una única rueda motriz, desplazamiento lateral, una buena moza de copiloto…
La visión futurista de Jean Pierre Ponthieu con sus vehículos Pussycar, de los que fabricó más de 200 unidades promocionales de distintas fisionomías, le convirtió en el asesor creativo de todos las importantes agencias de publicidad de la época, siendo reconocido como un especialista en los conceptos más inusuales.
Además de sus automodules esféricos, también diseñó robots gigantes, motos estratosféricas, coches de carreras, diligencias …hasta un King-Kong-chirristra que lanzaba mujeres medio desnudas y un Pódium Godzilla que hizo las delicias de los asistentes al carnaval de Niza.
Todo bajo una misma máxima, que Jean Pierre Ponthieu recordaba constantemente a las bellas mujeres que llevaba en su Pussycar: “En este mundo donde todo es banal y feo, hay que tender a crear lo hermoso e inusual, para que nos ayude, por lo menos, a sonreír”.
Fuente Cookingideas
Su exclusivo diseño y características únicas hizo que Jean Pierre Ponthieu definiera su Automodule esférico como “El coche del Año 2000″. Pero llegó el 2000 y el coche del año fue un Fiat Punto, muchísimo más feo que el Pussycar y, encima, no podía hacer caballitos como el auto francés.
Realmente, la característica más notable del Pussycar, además de ver y ser visto, era la capacidad de hacer caballitos en las salidas. Lo lograba gracias a única rueda motriz, la trasera, que era accionada por un motor monocilíndrico de 250 cc.
Las otras tres ruedas también estaban dotadas de dirección, por lo que el Pussycar podía desplazarse hacía los lados e incluso girar en el sitio 360 grados, una magnífica solución al incipiente problema de aparcamiento que se cernía sobre las ciudades.
La suspensión parece que también tenía la capacidad de extenderse y retraerse hidráulicamente, con el propósito de elevar el Pussycar sobre los atascos, en una técnica que posteriormente copió otro coetáneo suyo, el inspector Gadget.
Aunque el Pussycar no duró más que una burbuja de Perrier y se perdió en el tiempo (como la información detallada de sus características) sí es cierto que recogió en su concepción promocional ciertos aspectos que hoy en día inundan los portafolios de los diseñadores de coches: vehículos con forma de bola, una única rueda motriz, desplazamiento lateral, una buena moza de copiloto…
La visión futurista de Jean Pierre Ponthieu con sus vehículos Pussycar, de los que fabricó más de 200 unidades promocionales de distintas fisionomías, le convirtió en el asesor creativo de todos las importantes agencias de publicidad de la época, siendo reconocido como un especialista en los conceptos más inusuales.
Además de sus automodules esféricos, también diseñó robots gigantes, motos estratosféricas, coches de carreras, diligencias …hasta un King-Kong-chirristra que lanzaba mujeres medio desnudas y un Pódium Godzilla que hizo las delicias de los asistentes al carnaval de Niza.
Todo bajo una misma máxima, que Jean Pierre Ponthieu recordaba constantemente a las bellas mujeres que llevaba en su Pussycar: “En este mundo donde todo es banal y feo, hay que tender a crear lo hermoso e inusual, para que nos ayude, por lo menos, a sonreír”.
Fuente Cookingideas
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jueves, 8 de abril de 2010
miércoles, 7 de abril de 2010
La historia del explorador del desierto Laszlo Almasy
Durante la Segunda Guerra Mundial, el explorador del desierto Laszlo Almasy infiltró agentes alemanes a través del Sahara, un viaje épico tras las líneas enemigas. Ahora, la verdadera historia del hombre que aparece en "El Paciente Inglés" es pública . Hijo de un noble húngaro , se crió en su ciudad natal, en un castillo en Burgenland, Austria. Él anhelaba lo inalcanzable. A los 14 años, el muchacho se construyó un planeador para alcanzar el cielo, pero cayó con él. En la década de 1930, Laszlo Almasy se propuso encontrar el perdido oasis de Zarzura. El mítico lugar se mencionaba en los libros de tesoros árabes y en una colección de cuentos titulada "Las Mil y Una Noches", donde se le conocía como la" Ciudad de Bronce ".
Fué pionero explorando dos millones de kilómetros cuadrados del Sahara. Exploró el terreno, dibujó mapas y entró en las dunas, mar de arenas que "ningún ojo humano había visto jamás ". Explorando el valle de Wadi Sura, descubrió por accidente pinturas rupestres de la Edad de Piedra, un descubrimiento sensacional, pero nunca encontró Zarzura. No hay duda de que Almasy era un hombre que persiguió su sueño. ¿Pero quién era este aventurero instructor de vuelos, y agente nazi, al que los beduinos veneraban y llamaban Abu Ramla, o "Padre de las Arenas"? Los diarios de Almasy desaparecieron, los informes que escribió para la red de espionaje alemana, fueron capturados por los británicos, y están ahora bajo llave en el Museo Imperial de Guerra en Londres. La imagen que Hollywood presenta de Laszlo, es una imagen distorsionada. El héroe Almasy que se muestra en el melodrama "El Paciente Inglés"muere de una sobredosis de morfina, tenía su corazón roto por una mujer y estaba decidido a morir. Sin embargo, el explorador murió de disentería amebiana en 1951 y tenía poco interés en las mujeres. Las cartas de amor que se encontraron entre sus documentos iban dirigidas a un joven soldado llamado Hans, miembro del ejercito alemán en Africa. El Heinrich Barth Instituto de Estudios Africanos de Colonia, también tiene correspondencia íntima escrita por él mismo, pero se niega a publicar las cartas. Un portavoz de la institución reveló, sin embargo: "príncipes egipcios estaban entre sus amantes".
Nuevos detalles han surgido acerca de su acto más audaz. En 1942, Almasy infiltró a dos agentes alemanes entre los británicos que ocupaban Egipto, fué la conocida aventura "Operación Salam". Para completar el viaje, viajó 4200 kilometros a través del Sahara oriental. Un informe de sus experiencias en África, escrito en húngaro, ha sido publicada por primera vez en alemán. Un viaje épico según el informe. Almasy trabajó para el "Comando de Brandenburgo" una importante unidad de la agencia de inteligencia alemana, militares que realizaban actos de sabotaje tras las líneas enemigas. Pronto recibió una delicada misión: infiltrar espías por tierras del Nilo. El viaje se inició en Mayo 1942 cuando un grupo salió del oasis de Jalo, en dos camiones y dos Chevrolet robados a los estadounidenses. Primero querían pasar directamente hacia el Este, a través de un terreno impractcable y de hecho, se encontraron con una zona muerta de arenas movedizas y las llanuras de sal. Los vehículos se hundían constantemente en la arena, y cuando dos de los conductores contratados enfermaron de diarrea, el grupo decidió regresar. El segundo intento fué a los pocos días, el convoy de agentes infitrados se internó en el territorio libio, dirigiéndose hacia el Nilo, cerca de Kufra en el sureste de Libia. "El terreno es terrible" anotó Almasy. En un momento dado, el grupo divisó a los ingleses. "Estoy viendo al enemigo por mis prismáticos"Él escribió. "Ellos están orando". Después de eso y con valentía vaciaron los tanques de combustible del enemigo.Tras una difícil travesía, el grupo llegó finalmente a la vía férrea cerca de la ciudad egipcia de Asiut. Hans Peter Eppler y Stansted, se dirigían a El Cairo, donde pasaron a la clandestinidad.
Escondieron sus transmisores de radio en el bar de un barco del Nilo Occidental.¿Cómo podría este épico viaje haber tenido éxito? Se sabe que había un depósito que Almásy había creado donde se guardaban el combustible, alimentos y agua para el viaje de regreso. Él describió el sitio como una "cueva en la profundidad de un acantilado, un Real nido de ladrones."
En los últimos años han habido muchos intentos de encontrar este lugar escondido. Parece que una expedición austriaca finalmente lo descubrió en el sur de Egipto.En una audaz operación militar, los austríacos encontraron pilas polvorientas de coches y cámaras de aire en la caverna, así como bidones de gasolina, botellas de licor y "dos latas de corned beef de Brasil y una lata de leche condensada", dice el arqueólogo Kathrin Kleibl.
Tan mundano como pueda parecer, representa una de las operaciones militares más audaces en la retaguardia británica. Almasy era un brillante explorador del desierto.La misión en sí nunca no causó mucho daño. Los agentes alemanes pasaron información de El Cairo durante varias semanas hasta que su transmisor se rompió. Era nada menos que el futuro presidente de Egipto, Anwar al-Sadat quién era miembro del movimiento de resistencia contra la ocupación británica, quien se apresuró a reparar la unidad. Pero pronto se dio cuenta de algo extraño sucedía. Sadat, en sus memorias, escribió que los espías habían desmantelado deliberadamente su radio para poder disfrutar, imperturbables de "dos prostitutas judías".
Fuente: Der Spiegel, 2 de abril de 2010.
Fué pionero explorando dos millones de kilómetros cuadrados del Sahara. Exploró el terreno, dibujó mapas y entró en las dunas, mar de arenas que "ningún ojo humano había visto jamás ". Explorando el valle de Wadi Sura, descubrió por accidente pinturas rupestres de la Edad de Piedra, un descubrimiento sensacional, pero nunca encontró Zarzura. No hay duda de que Almasy era un hombre que persiguió su sueño. ¿Pero quién era este aventurero instructor de vuelos, y agente nazi, al que los beduinos veneraban y llamaban Abu Ramla, o "Padre de las Arenas"? Los diarios de Almasy desaparecieron, los informes que escribió para la red de espionaje alemana, fueron capturados por los británicos, y están ahora bajo llave en el Museo Imperial de Guerra en Londres. La imagen que Hollywood presenta de Laszlo, es una imagen distorsionada. El héroe Almasy que se muestra en el melodrama "El Paciente Inglés"muere de una sobredosis de morfina, tenía su corazón roto por una mujer y estaba decidido a morir. Sin embargo, el explorador murió de disentería amebiana en 1951 y tenía poco interés en las mujeres. Las cartas de amor que se encontraron entre sus documentos iban dirigidas a un joven soldado llamado Hans, miembro del ejercito alemán en Africa. El Heinrich Barth Instituto de Estudios Africanos de Colonia, también tiene correspondencia íntima escrita por él mismo, pero se niega a publicar las cartas. Un portavoz de la institución reveló, sin embargo: "príncipes egipcios estaban entre sus amantes".
Nuevos detalles han surgido acerca de su acto más audaz. En 1942, Almasy infiltró a dos agentes alemanes entre los británicos que ocupaban Egipto, fué la conocida aventura "Operación Salam". Para completar el viaje, viajó 4200 kilometros a través del Sahara oriental. Un informe de sus experiencias en África, escrito en húngaro, ha sido publicada por primera vez en alemán. Un viaje épico según el informe. Almasy trabajó para el "Comando de Brandenburgo" una importante unidad de la agencia de inteligencia alemana, militares que realizaban actos de sabotaje tras las líneas enemigas. Pronto recibió una delicada misión: infiltrar espías por tierras del Nilo. El viaje se inició en Mayo 1942 cuando un grupo salió del oasis de Jalo, en dos camiones y dos Chevrolet robados a los estadounidenses. Primero querían pasar directamente hacia el Este, a través de un terreno impractcable y de hecho, se encontraron con una zona muerta de arenas movedizas y las llanuras de sal. Los vehículos se hundían constantemente en la arena, y cuando dos de los conductores contratados enfermaron de diarrea, el grupo decidió regresar. El segundo intento fué a los pocos días, el convoy de agentes infitrados se internó en el territorio libio, dirigiéndose hacia el Nilo, cerca de Kufra en el sureste de Libia. "El terreno es terrible" anotó Almasy. En un momento dado, el grupo divisó a los ingleses. "Estoy viendo al enemigo por mis prismáticos"Él escribió. "Ellos están orando". Después de eso y con valentía vaciaron los tanques de combustible del enemigo.Tras una difícil travesía, el grupo llegó finalmente a la vía férrea cerca de la ciudad egipcia de Asiut. Hans Peter Eppler y Stansted, se dirigían a El Cairo, donde pasaron a la clandestinidad.
Escondieron sus transmisores de radio en el bar de un barco del Nilo Occidental.¿Cómo podría este épico viaje haber tenido éxito? Se sabe que había un depósito que Almásy había creado donde se guardaban el combustible, alimentos y agua para el viaje de regreso. Él describió el sitio como una "cueva en la profundidad de un acantilado, un Real nido de ladrones."
En los últimos años han habido muchos intentos de encontrar este lugar escondido. Parece que una expedición austriaca finalmente lo descubrió en el sur de Egipto.En una audaz operación militar, los austríacos encontraron pilas polvorientas de coches y cámaras de aire en la caverna, así como bidones de gasolina, botellas de licor y "dos latas de corned beef de Brasil y una lata de leche condensada", dice el arqueólogo Kathrin Kleibl.
Tan mundano como pueda parecer, representa una de las operaciones militares más audaces en la retaguardia británica. Almasy era un brillante explorador del desierto.La misión en sí nunca no causó mucho daño. Los agentes alemanes pasaron información de El Cairo durante varias semanas hasta que su transmisor se rompió. Era nada menos que el futuro presidente de Egipto, Anwar al-Sadat quién era miembro del movimiento de resistencia contra la ocupación británica, quien se apresuró a reparar la unidad. Pero pronto se dio cuenta de algo extraño sucedía. Sadat, en sus memorias, escribió que los espías habían desmantelado deliberadamente su radio para poder disfrutar, imperturbables de "dos prostitutas judías".
Fuente: Der Spiegel, 2 de abril de 2010.
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