martes, 27 de julio de 2010
lunes, 12 de julio de 2010
viernes, 9 de julio de 2010
miércoles, 7 de julio de 2010
HISTORIA DEL AEROSOL
En 1825, Charlie Plinth inventó su surtidor portátil estilo Regencia, que utilizaba la presión para servir agua con soda y estaba controlado con una llave de cierre. Ésta fue sustituida por otro mecanismo denominado sifón champenois que era, en realidad, un sacacorchos hueco que permitía servir bebidas gaseosas y otras bebidas a presión sin quitar el corcho.
En 1837, Perpigna inventó el jarro con sifón que consistía en una válvula en la parte superior activada por un muelle. Ese mismo año Savaresse introdujo el sifón de agua gaseosa, basado en un principio similar. El moderno sifón de agua de soda es el descendiente directo de estos inventos.
DURANTE EL SIGLO XIX
Durante el siglo XIX y principios del XX, los médicos y boticarios utilizaban ampollas de metal o vidrio que contenían cloruro de etilo, para producir un spray que empleaban como anestésico local. Las ampollas se calentaban en la mano para incrementar la presión. Luego se les daba la vuelta y se rompía el extremo para dejar salir un chorro de líquido, que se evaporaba rápidamente en la piel, produciendo una sensación de frío intenso. En Perú, en la época del carnaval de primavera, se utilizaba un mecanismo de spray perfumado conocido como “chisquete”. Consistía en un tubo de vidrio sellado con un tapón de goma que se mantenía en su sitio mediante un muelle. Contenía cloruro de etilo y perfume.
UN AUTENTICO SALTO ADELANTE
El adelanto más significativo llegó en los años 20 y 30, cuando el noruego Erik Andreas Rotheim registró diversidad de patentes de mecanismos que son lo más parecido a los aerosoles con los que estamos familiarizados hoy en día. La primera producción comercial de aerosoles tuvo lugar en Noruega, en la factoría que el fabricante de pintura Alf Bjerke tenía en Oslo, y luego en Mortensen Systems AS. Ambas aventuras quedaron en nada antes de la Segunda Guerra Mundial.
EL DESPEGUE DE LOS AEROSOLES
Hasta la Segunda Guerra Mundial los aerosoles no vivieron con éxito la producción en masa. En 1942, en el área del Pacífico, murieron más hombres por enfermedades causadas por insectos, que por la propia guerra. Este hecho inspiró a L.D. Goodhue y W.N. Sullivan, que trabajaban para el departamento de Agricultura de los Estados Unidos.
Goodhue era un investigador químico que en 1935 tuvo la idea de pulverizar insecticidas utilizando hidrocarburos halógenos líquidos, aunque esto no se había ensayado nunca antes. En la semana santa de 1941, Goodhue y Sullivan fueron impulsados a encontrar una solución para el problema del área del Pacífico, de manera que decidieron probar la idea de Goodhue. El test fue un éxito y en 1942 se desarrollaron cilindros portátiles, que se conocieron como “bomba insecto”, para ser utilizadas por los soldados.
Después de la guerra, estos insecticidas se hicieron populares entre el público, al venderse en tiendas de excedentes del ejército. Los fabricantes estadounidenses vieron el gran potencial que existía. Modificaron los envases de cerveza y sustituyeron la válvula de cobre de la bomba insecticida por una de plástico. En 1957 se inició la producción en España.
1920-1950
En 1929, Erik Rotheim, un ingeniero noruego, registró la patente de lo que se convertiría en un hito, con un éxito sin precedentes: el aerosol. El desarrollo exitoso de la fabricación masiva de aerosoles tuvo lugar en Estados Unidos a finales de los años 40. Se trataba de un insecticida denominado “bomba insecto,” desarrollado por Goodhue & Sullivan (USA). Los soldados lo utilizaron para combatir las enfermedades causadas por insectos en el área del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Se fabricaron 50 millones de unidades, y algunas de ellas encontraron su camino hacia el mercado estadounidense, pronto después de la guerra, como excedente del ejército.
1950-1960
Como resultado de la gran aceptación por parte del público, las compañías comerciales empezaron a buscar formas de explotar esta novedosa forma de envasado.
Insecticidas, ambientadores, lacas para el cabello fueron los primeros productos en llegar al mercado europeo, a principios de los 50s. Esta década vio el inicio de una larga historia de amor entre consumidores y aerosoles. Aproximadamente, fueron fabricados 70 millones de aerosoles durante este periodo en Europa.
1960-1970
Esta década fue la del “boom” de la industria del aerosol. Se introdujo en el mercado una mayor gama de productos, y los consumidores confirmaron su preferencia por el aerosol.
Aparecieron productos poco usuales, a menudo de corta duración, como los concentrados de café, chocolate y whisky, por nombrar unos cuantos. La producción de aerosoles en Europa se incrementó, de los 70 millones a los 1200 millones de unidades. ¡Un éxito inimaginable! Fabricados originariamente a partir de una lata de aluminio estirado, los aerosoles empezaron pronto a fabricarse, también, como envases de tres piezas de hojalata.
1970-1980
A finales de los años 70, una corriente de conciencia medioambiental captó la atención del mundo, tras la publicación del informe Molina/Rowland sobre la capa de ozono. Los aerosoles se convirtieron en el objetivo prioritario de legisladores, prensa mundial y organizaciones de consumidores, por el papel que se pensaba que los CFCs jugaban en la disminución de la capa superior de ozono, a pesar de su contribución, relativamente menor, al fenómeno.
La producción fue sorprendente de nuevo, alcanzando un total de 2200 millones de unidades, un incremento en Europa del 80% respecto a la década anterior. Envase de aerosol para uso naves espaciales 1972 Antorcha de los Juegos Olímpicos de Munich en 1972.
1980-1990
La industria se alejó de los CFCs para aproximarse a propelentes alternativos. Se introdujo en Europa el etiquetado “sin CFC”. Desde 1989, los aerosoles europeos para el consumo (excepto algunos productos médicos, como los inhaladores contra el asma) no contienen CFCs. La producción europea de aerosoles se estabilizó sin crecimientos durante un breve periodo de tiempo, hasta que los consumidores regresaron a su sistema dispensador preferido, porque es práctico, fácil de usar, higiénico y eficaz. La producción europea durante esta década se incrementó en un 35%, hasta alcanzar los 3000 millones de unidades.
1990-2000
La protección del medio ambiente ha sido un tema clave durante esta década, y es probable que lo siga siendo durante el próximo milenio. El reciclado y la minimización de los residuos de nuestros productos están en un lugar destacado en la agenda de la industria. Los aerosoles ya están utilizando una proporción significativa de metal reciclado. Veremos crecer esta proporción durante los próximos años. La producción de aerosoles ha continuado creciendo de forma uniforme y en Europa ha alcanzado los 4400 millones de unidades, un 48% de incremento respecto a la década anterior.
El aerosol está considerado uno de los grandes inventos del siglo XX. Así lo publicó en España un prestigioso medio de información después de haber consultado a científicos, sociólogos y publicitarios.
EL FUTURO
Durante su larga historia, el aerosol ha disfrutado de un éxito significativo entre los consumidores de todo el mundo. En 1998 se fabricaron más de 10000 millones de aerosoles en el mundo, y a Europa le corresponde el 44% de la producción total. Europa ha liderado la producción desde 1982. Hay miles de marcas en forma de aerosol que ofrecen una gama ilimitada de productos en las áreas del cuidado personal, el hogar, la alimentación, y las áreas farmacéutica e industrial.
¿Hacia dónde nos llevará el futuro del aerosol? ¿Hacia diseños más creativos? ¿Nuevas formulaciones / aplicaciones? ¿Propelentes alternativos? ¿Tecnología radicalmente nueva? ¿Materiales alternativos que puedan ser moldeados/texturizados?
Fuente original
En 1837, Perpigna inventó el jarro con sifón que consistía en una válvula en la parte superior activada por un muelle. Ese mismo año Savaresse introdujo el sifón de agua gaseosa, basado en un principio similar. El moderno sifón de agua de soda es el descendiente directo de estos inventos.
DURANTE EL SIGLO XIX
Durante el siglo XIX y principios del XX, los médicos y boticarios utilizaban ampollas de metal o vidrio que contenían cloruro de etilo, para producir un spray que empleaban como anestésico local. Las ampollas se calentaban en la mano para incrementar la presión. Luego se les daba la vuelta y se rompía el extremo para dejar salir un chorro de líquido, que se evaporaba rápidamente en la piel, produciendo una sensación de frío intenso. En Perú, en la época del carnaval de primavera, se utilizaba un mecanismo de spray perfumado conocido como “chisquete”. Consistía en un tubo de vidrio sellado con un tapón de goma que se mantenía en su sitio mediante un muelle. Contenía cloruro de etilo y perfume.
UN AUTENTICO SALTO ADELANTE
El adelanto más significativo llegó en los años 20 y 30, cuando el noruego Erik Andreas Rotheim registró diversidad de patentes de mecanismos que son lo más parecido a los aerosoles con los que estamos familiarizados hoy en día. La primera producción comercial de aerosoles tuvo lugar en Noruega, en la factoría que el fabricante de pintura Alf Bjerke tenía en Oslo, y luego en Mortensen Systems AS. Ambas aventuras quedaron en nada antes de la Segunda Guerra Mundial.
EL DESPEGUE DE LOS AEROSOLES
Hasta la Segunda Guerra Mundial los aerosoles no vivieron con éxito la producción en masa. En 1942, en el área del Pacífico, murieron más hombres por enfermedades causadas por insectos, que por la propia guerra. Este hecho inspiró a L.D. Goodhue y W.N. Sullivan, que trabajaban para el departamento de Agricultura de los Estados Unidos.
Goodhue era un investigador químico que en 1935 tuvo la idea de pulverizar insecticidas utilizando hidrocarburos halógenos líquidos, aunque esto no se había ensayado nunca antes. En la semana santa de 1941, Goodhue y Sullivan fueron impulsados a encontrar una solución para el problema del área del Pacífico, de manera que decidieron probar la idea de Goodhue. El test fue un éxito y en 1942 se desarrollaron cilindros portátiles, que se conocieron como “bomba insecto”, para ser utilizadas por los soldados.
Después de la guerra, estos insecticidas se hicieron populares entre el público, al venderse en tiendas de excedentes del ejército. Los fabricantes estadounidenses vieron el gran potencial que existía. Modificaron los envases de cerveza y sustituyeron la válvula de cobre de la bomba insecticida por una de plástico. En 1957 se inició la producción en España.
1920-1950
En 1929, Erik Rotheim, un ingeniero noruego, registró la patente de lo que se convertiría en un hito, con un éxito sin precedentes: el aerosol. El desarrollo exitoso de la fabricación masiva de aerosoles tuvo lugar en Estados Unidos a finales de los años 40. Se trataba de un insecticida denominado “bomba insecto,” desarrollado por Goodhue & Sullivan (USA). Los soldados lo utilizaron para combatir las enfermedades causadas por insectos en el área del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Se fabricaron 50 millones de unidades, y algunas de ellas encontraron su camino hacia el mercado estadounidense, pronto después de la guerra, como excedente del ejército.
1950-1960
Como resultado de la gran aceptación por parte del público, las compañías comerciales empezaron a buscar formas de explotar esta novedosa forma de envasado.
Insecticidas, ambientadores, lacas para el cabello fueron los primeros productos en llegar al mercado europeo, a principios de los 50s. Esta década vio el inicio de una larga historia de amor entre consumidores y aerosoles. Aproximadamente, fueron fabricados 70 millones de aerosoles durante este periodo en Europa.
1960-1970
Esta década fue la del “boom” de la industria del aerosol. Se introdujo en el mercado una mayor gama de productos, y los consumidores confirmaron su preferencia por el aerosol.
Aparecieron productos poco usuales, a menudo de corta duración, como los concentrados de café, chocolate y whisky, por nombrar unos cuantos. La producción de aerosoles en Europa se incrementó, de los 70 millones a los 1200 millones de unidades. ¡Un éxito inimaginable! Fabricados originariamente a partir de una lata de aluminio estirado, los aerosoles empezaron pronto a fabricarse, también, como envases de tres piezas de hojalata.
1970-1980
A finales de los años 70, una corriente de conciencia medioambiental captó la atención del mundo, tras la publicación del informe Molina/Rowland sobre la capa de ozono. Los aerosoles se convirtieron en el objetivo prioritario de legisladores, prensa mundial y organizaciones de consumidores, por el papel que se pensaba que los CFCs jugaban en la disminución de la capa superior de ozono, a pesar de su contribución, relativamente menor, al fenómeno.
La producción fue sorprendente de nuevo, alcanzando un total de 2200 millones de unidades, un incremento en Europa del 80% respecto a la década anterior. Envase de aerosol para uso naves espaciales 1972 Antorcha de los Juegos Olímpicos de Munich en 1972.
1980-1990
La industria se alejó de los CFCs para aproximarse a propelentes alternativos. Se introdujo en Europa el etiquetado “sin CFC”. Desde 1989, los aerosoles europeos para el consumo (excepto algunos productos médicos, como los inhaladores contra el asma) no contienen CFCs. La producción europea de aerosoles se estabilizó sin crecimientos durante un breve periodo de tiempo, hasta que los consumidores regresaron a su sistema dispensador preferido, porque es práctico, fácil de usar, higiénico y eficaz. La producción europea durante esta década se incrementó en un 35%, hasta alcanzar los 3000 millones de unidades.
1990-2000
La protección del medio ambiente ha sido un tema clave durante esta década, y es probable que lo siga siendo durante el próximo milenio. El reciclado y la minimización de los residuos de nuestros productos están en un lugar destacado en la agenda de la industria. Los aerosoles ya están utilizando una proporción significativa de metal reciclado. Veremos crecer esta proporción durante los próximos años. La producción de aerosoles ha continuado creciendo de forma uniforme y en Europa ha alcanzado los 4400 millones de unidades, un 48% de incremento respecto a la década anterior.
El aerosol está considerado uno de los grandes inventos del siglo XX. Así lo publicó en España un prestigioso medio de información después de haber consultado a científicos, sociólogos y publicitarios.
EL FUTURO
Durante su larga historia, el aerosol ha disfrutado de un éxito significativo entre los consumidores de todo el mundo. En 1998 se fabricaron más de 10000 millones de aerosoles en el mundo, y a Europa le corresponde el 44% de la producción total. Europa ha liderado la producción desde 1982. Hay miles de marcas en forma de aerosol que ofrecen una gama ilimitada de productos en las áreas del cuidado personal, el hogar, la alimentación, y las áreas farmacéutica e industrial.
¿Hacia dónde nos llevará el futuro del aerosol? ¿Hacia diseños más creativos? ¿Nuevas formulaciones / aplicaciones? ¿Propelentes alternativos? ¿Tecnología radicalmente nueva? ¿Materiales alternativos que puedan ser moldeados/texturizados?
Fuente original
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